29 septiembre, 2007

Tiempos sin poesía

Pero aquella fraternidad, la de los hombres en guerra, nunca más volverían a sentirla. Era como si remotas razones del corazón se hubieran liberado para ellos bajo el abrigo del sufrimiento, descubriéndolos capaces de sentimientos maravillosos. Sin decírselo, se querían, y ésa les parecía, simplemente, la mejor parte de sí mismos: la guerra la había liberado. Era, por otra parte, justamente eso lo que habían ido a buscar, cada uno a su manera, al realizar ese gesto hoy incomprensible que había sido querer la guerra. Todos habían respondido, instintivamente, a una precisa voluntad de escaparse de la anemia de su juventud –querían que se les devolviera la mejor parte de sí mismos. Estaban convencidos de que existía, pero que era prisionera de tiempos sin poesía.


Sergei Mikhailovich Prokudin-Gorskii
Primera Guerra Mundial - 1915 - prisioneros austríacos

Era así como se encontraban con aquella especie de fraternidad, y era eso lo que habían buscado. Era la muerte, y el miedo, lo que les hacía sentir de esa forma -sin duda alguna- pero también tenía algo que ver aquella ausencia, hasta donde alcanzaba la vista, de niños y mujeres -una situación surrealista de la que ellos deducían una euforia bastante particular, casi fundacional. Allí donde no hay ni hijos ni madres, tú eres el Tiempo, sin antes ni después. Y allí donde no hay ni amantes ni esposas, tú eres de nuevo animal, e instinto, y puro estar. Experimentaban la primitiva sensación de ser, simplemente, machos -algo que tal vez hubieran notado apenas en los ritos de compañerismo de la adolescencia, o en fugaces veladas en un burdel. En la guerra todo era más verdadero, y completo, ya que en el obligado gesto de luchar esa identidad pura de animales machos hallaba su consumación y, por decirlo de algún modo, se cerraba sobre sí misma, dibujando la inabordable figura de una esfera perfecta. Eran machos, liberados de cualquier responsabilidad procreativa, y desligados del Tiempo. Luchar -eso no parecía ser más que una consecuencia.

Dado que, por regla general, no es posible percibir con tal pureza la simplicidad absoluta de una identidad propia, muchos consiguieron una ebriedad eufórica y una inesperada consideración hacia sí mismos. Compartían, al margen de la cotidiana atrocidad de la trinchera, esa sensación de que se trataba de vida en estado puro, de formaciones cristalinas de una humanidad llevada a su primitiva simplicidad. Diamantes, heroicos. Esa sensación no se la podrían haber explicado a nadie, pero cada uno de ellos la reconocía en la mirada del otro, como en un espejo -y así la hacía suya, y era el secreto en el que cimentaban su propia camaradería. Nada habría podido romperla. Era la mejor parte de ellos, y nadie se la arrebataría.

Durante mucho tiempo, más adelante, los supervivientes la buscarían en la vida normal, en los días de paz, pero sin hallarla. Tanto fue así que al final llegarían a reconstruirla, en laboratorio, en la fraternidad de una utopía política que elevaba sus recuerdos a ideología, y militarizaba la paz, y las almas, buscando, por caminos atroces, la parte mejor de todos. Entregaron así a buena parte de Europa la experiencia de los fascismos -muchos creían honestamente que estaban enseñando en sus aldeas la pureza que habían aprendido en las trincheras. Pero la geométrica precisión con que ese experimento los acabó llevando a otra guerra -falenas hacia la luz- explica ante los ojos de la posteridad lo que ellos tal vez supieran, pero no querían admitir: que sólo en el olor del matadero podría llegar a hacerse real lo que para ellos era recuerdo y sueño. Cómo seres humanos avisados hayan podido entrar en guerra nuevamente, veintiún años después de la Primera Guerra Mundial, y muchos de ellos en el arco de una misma vida, es algo que debe hacemos reflexionar sobre lo muy deslumbrante que debió de ser, allí en la podredumbre de las trincheras de la Somme o del Carso, aquella sensación de fraternidad primordial -se diría que era el anuncio de una humanidad verdadera. No fue posible abstenerse de aguardarla en cuanto hubo estallado la paz.
Pero la paz, eso sí que era algo complicado.

Alessandro Baricco
Esta Historia

27 septiembre, 2007

Milagros

I.Antronopoulos - Sunshine


A un olmo seco

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Soria, 1912

Antonio Machado

25 septiembre, 2007

Sacerdote soberbio

Sandor Marai en Budapest

Sí, Endre había envejecido durante los últimos tres o cuatro años. Todo lo que era pesado y grave en su carácter y en su naturaleza -esa resistencia oculta contra el mundo que no permitía que la gente se le acercara, su actitud de sacerdote soberbio, su manía de observar a la gente sin decir palabra y que lo caracterizaba desde joven, le impedía prácticamente el contacto con los desconocidos. No actuaba como un misántropo, pero la gente se sentía incómoda a su lado. Era como si supiera algo del mundo, algo que estuviera contra la ley, y conservara ese conocimiento para sí mismo. Hasta su bondad era pesada, tímida y torpe.
Endre miraba a Lajos como alguien que lo sabe todo, como alguien que no quiere juzgar, ni tampoco perdonar. El «pues, Lajos» con el que lo había saludado, después de veinte años, no había sido ni condescendiente ni vanidoso ni severo, pero me di cuenta de que Lajos se volvía inseguro tras aquellas palabras; que miraba a su alrededor, nervioso; que hablaba más deprisa; que se limpiaba el sudor de la frente con un pañuelo. Creo que hablaron de política o de la cosecha. Endre se encogió de hombros, como si ya hubiese visto y oído lo suficiente, se sentó en el banco de piedra y juntó las manos sobre la barriga, con un gesto característico de las personas mayores. Durante el resto del día no le dijo nada más a Lajos, hasta bien entrada la tarde, hasta el momento en que se puso a redactar el documento en el que yo autorizaba a Lajos a vender la casa.

Sandor Marai
La herencia de Eszther

21 septiembre, 2007

Macedonio (5) - Esplendor de soledad

Macedonio Fernández

Oh, ser así mirado, en ese esplendor de soledad de dos que es el amor, único sentido y sentido perfecto del mundo, sin el cual la vida es una horrible absorción de días. Oh, ser mirado así no lo espero otra vez. Y ¿entonces, pues...? Miseria de cobardía, vicio de vivir.

Macedonio Fernández
Una Novela Que Comienza

20 septiembre, 2007

Soy

Walt Whitman en 1887, por George C. Fox

XX

¿Quién va allí?
Grosero, hambriento, místico, desnudo...
¿quién es aquel?
¿No es extraño que yo saque mis fuerzas de la carne del buey?
Pero ¿qué es un hombre en realidad?
¿Qué soy yo?
¿Qué eres tu?

Cuanto yo señale como mío,
debes tú señalarlo como tuyo,
porque si no pierdes el tiempo escuchando mis palabras.
Cuando el tiempo pasa vacío y la tierra no es más
que cieno y podredumbre
no me puedo parar a llorar.
Los gemidos y las plegarias adobadas con polvos
para los inválidos;
y la conformidad , para los parientes lejanos.
Yo no me someto.
Dentro y fuera de mi casa me pongo el sombrero
como me da la gana.

¿Por qué he de rezar?
¿Por qué he de inclinarme y suplicar?

Después de escudriñar en los estratos,
después de consultar a los sabios,
de analizar y precisar
y de calcular atentamente,
he visto que lo mejor de mi ser está agarrado a mis huesos.

Soy fuerte y sano.
Por mí fluyen sin cesar todas las cosas del universo.
Todo se ha escrito para mí
y yo tengo que descifrar el significado oculto de las escrituras.

Soy inmortal.
Sé que la órbita que describo no puede medirse
con el compás de un carpintero,
y que no desapareceré como el círculo de fuego
que traza un niño en la noche con un carbón encendido.

Soy sagrado.
Y no torturo mi espíritu ni para defenderme
ni para que me comprendan.
Las leyes elementales no piden perdón.
(Y después de todo, no soy más orgulloso que los cimientos
sobre los cuales se levanta mi casa).

Así como existo ¡Miradme!
Esto es bastante.
Si nadie me ve, no me importa,
y si todos me ven, no me importa tampoco.
Un mundo me ve,
el más grande de todos los mundos : Yo.
Si llego a mi destino ahora mismo,
lo aceptaré con alegría,
y si no llego hasta que transcurran diez millones de siglos,
esperaré ... esperaré alegremente también.
Mi pie está empotrado y enraizado sobre granito
y me río de lo que tú llamas disolución.
porque conozco la amplitud del tiempo.

Walt Whitman
Canto a mí mismo

17 septiembre, 2007

Ser humano

Hiroshima

Mientras avanzábamos por entre los heridos, no nos dirigieron ni una sola mirada de reproche. Hicieron caso omiso de nosotros. Nuestra existencia había quedado olvidada, borrada, por no haber compartido sus desdichas. Para ellos no éramos más que sombras.A pesar de eso, sentí que algo llameaba en mi interior. Los sufrimientos que mis ojos veían sirvieron para darme audacia, para fortalecerme. Sentía la misma excitación que una revolución produce. Aquellos seres sufrientes habían visto cómo el fuego destruía cuantas pruebas pudiera haber de su existencia como seres humanos. Sus ojos habían visto que las relaciones humanas, los amores, los odios, la razón, el derecho a la propiedad, todo se convertía en llamas. Y, en aquel momento, no lucharon contra las llamas, sino que lucharon contra las relaciones humanas, contra los amores y los odios, contra la razón, contra el derecho de propiedad. En aquel momento, al igual que la tripulación de un buque que se hunde, se hallaron en una situación en que estaba permitido matar a una persona para salvar a otra. El hombre que murió intentando salvar a la mujer que amaba no fue muerto por las llamas, sino por su amada. Y fue el hijo, y sólo el hijo, el que asesinó a su madre, cuando intentó salvarlo. Las circunstancias en que se encontraron y contra las que lucharon -circunstancias de una vida a cambio de una vida- probablemente fueron las circunstancias más elementales y más universales en que la humanidad puede hallarse. En sus semblantes vi rastros del agotamiento que produce el ser testigo de un drama sangriento. Aunque sólo un segundo, sentí que desaparecían todas mis dudas en lo referente al requisito fundamental de la hombría. El pecho me ardía con ansias de gritar. Quizá si hubiese tenido más capacidad para comprenderme a mí mismo, si hubiese recibido el don de ser un poco, se hubiera podido examinar más profundamente aquel requisito y comprender el verdadero significado de mí mismo, como ser humano.

Yukio Mishima
Confesiones de una máscara

16 septiembre, 2007

Gospel

Mahalia Jackson - Lord's Prayer



Me Encanta Dios

Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre de traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida - no tú ni yo - la vida, sea para siempre.
Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿que importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mi me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho- frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes!
Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.
Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia- y se agita y crece- cuando Dios se aleja.
Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer mas amada, el perrito y la pulga, la piedra mas antigua, el pétalo mas tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.
A mi me gusta, a mi me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.

Jaime Sabines

14 septiembre, 2007

Como una nube en la luz



Si El Hombre Pudiera Decir

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como los muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando
solo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad
de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día es para mí lo que quiera.
Y mi cuerpo y espíritu flotan
en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el
mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad porque muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero,
porque no he vivido.

13 septiembre, 2007

...


Dianne Wiest
y Robert Downey, Jr. demostrando que con grandes actores, una escena en completo silencio puede tener mucho peso y decir mucho.


Al Silencio

Oh voz, única voz: todo el hueco del mar,
todo el hueco del mar no bastaría
todo el hueco del cielo,
toda la cavidad de la hermosura
no bastaría para contenerte,
y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera
oh majestad, tú nunca,
tú nunca cesarías de estar en todas partes,
porque te sobra el tiempo y el ser, única voz,
porque estás y no estás, y casi eres mi Dios,
y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro.

Gonzalo Rojas

12 septiembre, 2007

Caporetto



En el terreno que existía entre las primeras líneas, este paradójico efecto de destrucción alcanzaba una intensidad casi mística. Lo llamaban la tierra de nadie, y es dudoso que la creación haya alcanzado en otro lugar un estado de indigencia más vertiginosa. Cuerpos y objetos -la naturaleza misma- yacían allí en una inmovilidad sin límites, fuera del tiempo y del espacio, donde parecía haberse concentrado toda la muerte disponible. Habría que preguntarse cómo era posible hasta el hecho mismo de posar la mirada en aquel fragmento del apocalipsis; y pese a ello hay que imaginarse que en aquel paisaje se despertaron millones de hombres, durante días, y meses, y años; y eso debería llevarnos a intuir el horror inenarrable que debió de paralizarlos, en todos y cada uno de los instantes de su lucha, más allá de cualquier límite tolerable, hasta llevarlos, tal vez, a considerar hasta qué punto la muerte individual, la menuda muerte de un hombre, su muerte, era al fin y al cabo un incidente accesorio, casi una consecuencia natural, dado que ellos estaban en la muerte desde hacía ya tiempo, la respiraban desde hacía una eternidad y, en definitiva, estaban contagiados por ella ya antes de haber sido por ella golpeados, como llegó a pensar Ultimo, en el frente, descubriendo que en otro lugar la muerte sería un acontecimiento, pero allí era en cambio una enfermedad, de la que resultaba inimaginable curarse. Saldremos de aquí vivos, pero seguiremos muertos para siempre, decía.

Alessandro Baricco
Esta Historia


08 septiembre, 2007

Mirame

Cuentos Borgeanos - Mírame



La posibilidad de vivir empieza en la mirada del otro.
Michel Houellebecq

07 septiembre, 2007

El amor, esa cosa

recreación de Jardín de August Macke


Las relaciones interpersonales con todo lo que acarrean -amor, relaciones de pareja, compromisos, derechos y deberes mutuamente reconocidos- son al mismo tiempo objetos de atracción y de aprensión, de deseo y de temor; sedes de duplicidad y vacilación, de examen de conciencia y de ansiedad... La mayoría de nosotros adoptamos dos actitudes frente a esa novedad de "vivir sin cadenas", de relaciones "sin compromisos". Las codiciamos y tememos al mismo tiempo. No daríamos marcha atrás pero nos sentimos a disgusto donde estamos ahora. No sabemos qué hacer para tener las relaciones que deseamos y, lo que es todavía peor, no estamos seguros de qué tipo de relaciones deseamos.
Creo que Erich Fromm captó el dilema en su esencia cuando observó que "la satisfacción en el amor individual no se puede alcanzar... sin verdadera humildad, valentía, fe y disciplina". Pero añadía enseguida, con tristeza, que, "en una cultura dichas cualidades son raras, la capacidad de amar debe seguir siendo un extraño logro". Amar significa estar decidido a compartir y mezclar dos biografías, cada una con su diferente carga de experiencias y recuerdos y su propia singladura. Por la misma razón, significa un acuerrdo cara al futuro y, por lo tanto, cara a ese gran desconocido. En otras palabras, como observó Lucano hace dos milenios y repitió Francis Bacon muchos siglos después, significa entregar rehenes al destino. También significa hacerse dependiente de otra persona dotada con una libertad parecida para elegir y con voluntad para mantener esa decisión, y, por tanto, de otra persona llena de sorpresas, imprevisible.
Mi deseo de amar y de ser amado sólo puede culminarse si una auténtica disposición a que sea en las "duras y las maduras" lo respalda, a comprender mi propia libertad si fuera necesario, de modo que la libertad de la persona amada no sea violentada. En el Banquete de Platón, Diotima de Mantinea... le señala a Sócrates, con el acuerdo incondicional de este último, que el "amor no es para la belleza, como piensas", "es para engendrar y dar luz en la belleza". Amar es desear "engendrar y procrear" y, por tanto, el amante "va buscando de un lado a otro la cosa hermosa en la que poder engendrar". En otras palabras, el amor no encuentra su sentido en el ansia por cosas conclusas, terminadas y fabricadas de antemano, sino en la urgencia por participar en y contribuir a que dichas cosas se hagan realidad. El amor es afín a la trascendencia; sólo es otra denominación del impulso creativo y, como tal, está plagado de riesgos, como los están todos los procesos creativos, que jamás se saben dónde van a ir a parar.
Terminamos con una paradoja. La esperanza de encontrar una solución guió nuestro inicio sólo para toparnos con nuevos problemas. Buscamos amor para encontrar socorro, confianza, seguridad, pero los aciagos y tal vez interminables trabajos de amor gestan a su vez confrontaciones, incertidumbres e inseguridades. En el amor no hay apaños rápidos, soluciones de una vez por todas, seguridad alguna de perpetua y total satisfacción, no hay garantía de que te devuelven el dinero en caso de que la satisfacción total no sea instantánea y en estado puro. Todos esos mecanismos anti-riesgo de pago que nuestra sociedad de consumo nos ha acostumbrado a esperar no se dan en el amor. Así que tenemos tendencia a aplanar a golpes nuestras relaciones al estilo "consumista", el único en el que nos sentimos cómodos y seguros.
El "estilo consumista" pide que la satisfacción haya de ser, deba ser, es mejor que sea, instantánea, mientras que el valor exclusivo, el único "uso" de los objetos, es su capacidad para dar satisfacción. Una vez cesa la satisfacción (debido al desgaste natural de los objetos, debido a los conocidos y aburridos que nos resultan, o debido a que hay otros instrumentos sustitutos en oferta, menos conocidos, que no hemos probado (y, por tanto, más estimulantes), no hay motivo para atestar la casa de cachivaches tan inútiles.
Uno de los regalos de Navidad siempre favoritos de los niños ingleses es un perro (normalmente un cachorro). Al hablar de la grave crisis que atraviesa esta costumbre, Andrew Morton comentaba recientemente que los perros, conocidos sobre todo por su capacidad de adaptación al entorno y a las costumbres humanas, deberían "empezar por reducir sus expectativas de vida de quince años aproximadamente a otra cifra más acorde con la duración de la atención en el mundo moderno: digamos unos tres meses" ... Un alto porcentaje de gente que pone a sus perros de patitas en la calle "se ha librado de ellos para hacer sitio a otro perro que esté más de moda".
Lo mismo que sucede con los animales para con los hombres mascota. Barbara Ellen, una columnista del Observer Magazine, escribe de "plantar a tu pareja" como de algo normal. "Se ha dicho que la muerte es una parte importante de la vida. ¿Acaso la ruptura no es igualmente una parte importante de la relación?" Parece que romper se considera ahora un acontecimiento tan "natural" como es la muerte en relación con la vida, ya que las relaciones,una vez codiciadas como pasadizo a la eternidad de humanos mortales, se han vuelto fisíparas y mortales; efectivamente infestadas con unas expectativas de vida muchas veces más corta que la de los individuos que las han formado sólo para volverlas a romper ...

Animales o humanos, parejas o mascotas... ¿Importa algo? Todos sirven para lo mismo: satisfacernos (al menos para eso los conservamos). Si no lo hacen, no tienen sentido en absoluto ni, por tanto, razón de estar aquí ... No obstante, no se menciona que como el comienzo de una relación de pareja requiere el consentimiento de dos y para acabar con ella basta con la decisión de uno solo de sus miembros, toda relación de pareja está condenada a ser blanco constante de ansiedad. ¿Y qué pasa si el otro se aburre antes que yo? ...

La disponibilidad de una salida fácil constituye en sí misma un obstáculo formidable para la consumación del amor. Hace que sea mucho menos probable el tipo de esfuerzo a largo plazo que dicha consumación requeriría, que se sea susceptible de ser abandonado mucho antes de alcanzar una conclusión gratificante, rechazado por "no salir mucho a cuenta",molesto por un precio que uno considera que no hay motivo alguno para pagar, teniendo en cuenta los sustitutos aparentemente más baratos asequibles en el mercado.

Si nuestros ancestros fueron formados y entrenados, sobre todo, como productores, a nosotros se nos forma y se nos entrena primero como consumidores y luego como todo lo demás. Los atributos que se consideran ventajas en el productor (la adquisición y la retención de hábitos, prontitud para demorar la gratificación, estabilidad de necesidades) se convierten en los vicios más impresionantes para un consumidor...
El futuro siempre ha sido incierto pero nunca se ha tenido la sensación de que su naturaleza volátil y caprichosa era tan indisciplinada como en el moderno mundo líquido del trabajo "flexible", de los frágiles vínculos humanos, de los estados de ánimo fluidos, de las amenazas flotantes y de una imparable cabalgata de peligros camaleónicos. Nunca se ha tenido la rotunda sensación de que el futuro es, como ha sugerido, Emmanuel Levinas, el "otro absoluto", inescrutable, impermeable, inconocible, y, al final, fuera del control humano.
En un mundo en donde se practica la falta de compromiso como estrategia vulgar de lucha de poder y de la autoafirmación, hay pocas cuestiones en la vida (en caso de que haya alguna) que se puedan predecir, sin temor a equivocarse, que van a durar ... El pensamiento a largo plazo (y aun más las obligaciones y compromisos a largo plazo) se perfila como "sin sentido". Todavía peor, pensamiento, obligaciones y relaciones a largo plazo parecen contraproducentes, categóricamente peligrosos, un paso insensato, un lastre que hay que tirar por la borda y que en primer lugar hubiera sido mejor no subir a bordo...

Zygmunt Bauman
Identidad

05 septiembre, 2007

Dos hombres...

Steve Walker - La llave griega (2003)

Dos hombres que se cruzan no tienen otra opción más que golpearse con la violencia del enemigo o con la dulzura de la fraternidad. Y si al fin y al cabo eligen evocar en el desierto de esa hora lo que no está ahí, el pasado, lo soñado o lo que falta, es por no enfrentarse directamente a lo demasiado extraño.

Bernard-Marie Koltès
En la soledad de los campos de algodón

03 septiembre, 2007

Id

Recreación de Jardín de Joan Miró


ENCARGO

Id, cantos míos, al solitario y al insatisfecho,
id también al que tiene los nervios deshechos, al esclavo de las convenciones,
mostradles el desprecio que siento por sus opresores.
id como una gran ola de agua fría,
mostradles mi desprecio por los opresores.

Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de la falta de imaginación,
hablad contra las trabas.

Id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los suburbios.
id a los espantosamente casados,
id a aquellos cuyo fracaso está oculto,
Id a la desgraciadamente casada,
Id a la esposa comprada,
id a la mujer impuesta.

Id a aquellos de lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos delicados deseos son frustrados,
id como plaga contra la estupidez del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad las cuerdas sutiles,
llevad confianza a las algas y los tentáculos del alma.

Id amigablemente,
id con palabras sinceras.
Estad ávidos por hallar nuevos males y un nuevo bien,
estad contra todas las formas de opresión.
Id a aquellos que están embotados por la madurez,
hacia aquellos que han perdido su interés.

Id al adolescente que es sofocado en familia...
¡Oh! ¡Cuán asqueroso resulta
ver tres generaciones en una misma casa reunidas!
Es como un árbol viejo con renuevos
y con algunas ramas podridas que ya se caen.

Salid a desafiar la opinión popular,
id contra esta servidumbre vegetativa de la sangre.
Estad contra cualquier clase de opresión.

Ezra Pound