30 abril, 2011

Al Maestro, con cariño


 Ernesto Sabato (1911 - 2011)

Vivir es estar en el mundo, en un mundo determinado, en una condición histórica, en una circunstancia que no podemos eludir. Y que no debemos eludir, si pretendemos hacer un arte verdadero. ¡Fíjese qué compromiso! Un novelista, con relación a su época, como dije, es un testigo, ya que crítico puede serlo también un pensador. El testimonio de la novela es más completo e integral. Es la gran ventaja de la literatura sobre las otras artes; su misma hibridez (a caballo entre la ficción y la realidad, entre la intuición y el concepto), su misma ambigüedad contradictoria, le permite dar un cuadro más cabal que un pensador. Un gran novelista, inquieta, desasosiega. Creo que fue Nadeau quien dijo que las grandes novelas son aquellas que transforman al escritor, al hacerlas y al lector, al leerlas. Por eso la palabra "agradó", o la palabra ''placer" nada tienen que hacer con esta clase de literatura. No se escribe para agradar sino para sacudir, para despertar.

Ernesto Sabato
Entre la Letra y la Sangre

29 abril, 2011

Al otro lado de la esquina

 Alfred Stieglitz  -  París

... a pesar de todos los boludos que hay en la calle, en los cafés, en los sótanos de los cafés, aquí, en todas partes, a pesar de la lluvia y la ropa empapada, corrí, no solamente por una habitación, no solamente por la parte de la noche para la que busco una habitación, sino que corrí, corrí, corrí, para que esta vez, vuelta la esquina, no me encuentre en una calle vacía de vos, para que esta vez no encuentre sólo la lluvia, la lluvia, la lluvia, para que esta vez te encuentre a vos, del otro lado de la esquina, y me atreva a gritar: ¡camarada!, y me atreva a tomarte del brazo: ¡camarada!, y me atreva a abordarte...

Bernard-Marie Koltès
La noche justo antes de los bosques

27 abril, 2011

El presente

 Horace Pippin - El final de la guerra (1930)

El nacimiento de un hombre es el nacimiento de su pena. Cuanto más vive, más estúpido se vuelve, porque su ansia por evitar la muerte inevitable se agudiza cada vez más. ¡Qué amargura! ¡Vive por lo que está siempre fuera de su alcance! Su sed de sobrevivir en el futuro le impide vivir en el presente.

Chuang Tzu

17 abril, 2011

Un caso difícil

Cold Hand Luke (La leyenda del indomable, 1967)

[Luke entra a una capilla]

Luke: ¿Hay alguien aquí? ¡Ey, Viejo! ¿Estás en casa esta noche? Podrías dedicarme unos minutos. Ya es hora de que tengamos una pequeña charla. Sé que soy un tipo bastante malo... Maté a algunos durante la guerra y me emborraché… y destruí propiedad municipal y cosas así. Sé que no tengo derecho a pedir mucho… pero aún así, Tenés que admitir que no me tiraste una buena en mucho tiempo. Da la sensación de que tuvieras todo arreglado para que yo no gane nunca. Adentro, afuera, todos ellos… reglas y reglamentos, y jefes. Vos me hiciste como soy. Así que ¿dónde se supone que encajo? Viejo, tengo que contarte. Di mis primeros pasos bastante fuertes y rápidos. Pero está empezando a afectarme. ¿Cuándo termina? ¿Qué hago ahora?... Bueno, está bien.

[Se pone de rodillas, cierra los ojos y empieza a rezar]

Luke: De rodillas, suplicando.

[Espía abriendo un ojo, espera. Luego abre ambos ojos y se cruza de brazos]

Luke: Sí, es lo que pensé. Supongo que soy una persona con la cual es difícil negociar ¿no? Un caso difícil. [Chasquea la lengua]. Sí. Supongo que tengo que encontrar mi propio camino.


Luke (Paul Newman)

16 abril, 2011

Leer


Si no fuera historia verdadera, verdadera historia, se podría pensar: no es más que la belleza de una metáfora exacta. En el sentido de que tal vez, siempre, y para todos, leer no es otra cosa que mirar fijamente un punto para no ser seducidos, y destruidos, por el incontrolable deslizarse del mundo. No se leería, nada, si no fuera por miedo. O para aplazar la tentación de un incontrolable deseo al que, se sabe, no sabremos resistirnos. Se lee para no levantar la mirada hacia la ventanilla, ésa es la verdad. Un libro abierto siempre es el certificado de la presencia de un infame —los ojos clavados en aquellas líneas para no dejarse robar la mirada por el ardor del mundo —las palabras que una a una comprimen el fragor del mundo en un embudo opaco hasta hacerlo gotear en pequeñas formas de cristal que se llaman libros —la forma más refinada de batirse en retirada, ésa es la verdad. Una porquería. Pero: dulcísima.

Alessandro Baricco
Tierras de cristal

13 abril, 2011

Ningún amor termina

 Piazza Navona, Roma, Italia

LA REPETICIÓN [PLAZA NAVONA]

Ningún amor termina,
yace en la cara oscura de la mente
como los objetos en el cuarto
luego de apagar la lámpara

Esas sombras no se apartan
oprimiendo una perilla
como quien descorre un cortinado
para llamar a la mañana.

Es por eso que llegamos a olvidar
aun el nombre querido,
a besar labios idénticos
sin reconocer
aquellos que solíamos besar.

Ningún amor termina:
siempre el azar lo trae
a la luz de los días presentes.

Por eso quiero esconder los ojos
tras cristales oscuros
y desviar el haz de la linterna nocturna,
pues vuelvo a ver el turbante que usabas
la tarde del vermut en Plaza Navona,
el lanzallamas negro y los pajaritos.

María Moreno
Banco a la sombra.

10 abril, 2011

Empezando a saber




Eran éstas las cosas que llevaba conmigo en invierno a la ciudad; y no las decía, las encerraba orgulloso en mi corazón. Escuchaba a los compañeros hablar y pavonearse; yo callaba, no porque no me gustase oírles, sino más bien porque comprendía que las cosas realmente verdaderas no hay modo de contarlas. No sólo es menester que quien escucha las sepa, sino que hay que saberlas ya al conocerlas y, en suma, es imposible saberlas por otro. Yo mismo me preguntaba cuándo había empezado a saber, pero era como si me hubiesen preguntado cuándo había conocido a mi padre. La Sandiana un buen día se vino a vivir con nosotros, y sin embargo ni siquiera de ella recordaba que no estaba antes. En aquellos tiempos sólo sabía que nada empieza sino al día siguiente.


Cesare Pavese
Historia Secreta - Fiestas de Agosto

02 abril, 2011

Corazones pequeños



Caravaggio  -  Emaús

¿Cómo no hemos podido saber, durante tanto tiempo, nada de lo que era y, a pesar de todo, sentarnos a la mesa de todas las cosas y personas que íbamos encontrando a lo largo del camino? Corazones pequeños -los alimentamos con grandes ilusiones y al final del proceso caminamos igual que discípulos hacia Emaús, ciegos, al lado de amigos y amores que no reconocemos- fiándonos de un Dios que ya no sabe nada sobre sí mismo. Por eso conocemos la marcha de las cosas y luego recibimos el final de las mismas, pero siempre ausentes de su corazón. Somos aurora y, no obstante, epílogo- perenne descubrimiento tardío.

Alessandro Baricco

Emaús