31 diciembre, 2012

Salvarlo

foto por Ian Cole

9.
 

Pienso que en este momento
tal vez nadie en el universo piensa en mi,
que sólo yo me pienso,
y si ahora muriese,
nadie, ni yo, me pensaría.

Y aquí empieza el abismo,
como cuando me duermo.
Soy mi propio sostén y me lo quito.
Contribuyo a tapizar de ausencia todo.

Tal vez sea por esto
que pensar en un hombre
se parece a salvarlo.


Roberto Juarroz
Poesía Vertical (1958)

30 diciembre, 2012

Tiempo


 Jacques Henri Lartigue - Coco Hendaya (1934)

Cuando se es plenamente consciente de la clase de agente destructor que es el tiempo, los sentimientos que se organizan alrededor de esa conciencia intentan salvarlo por todos lados. La profecía es la actualidad del futuro, como la pesadumbre lo es del pasado. Al no poder ser en el presente, transformamos el pasado y el futuro en presencias, de modo que la nulidad actual del tiempo nos facilita el acceso a su infinitud.

Emile Cioran

El ocaso del pensamiento

26 diciembre, 2012

Duelo


Por otra parte, Gould, si lo piensas, mira lo que sucede en la cabeza de un hombre cuando expresa una idea y alguien, frente a él, plantea una objeción. ¿Crees que ese hombre tendrá tiempo, u honestidad, de volver a la aparición que un día fue el origen de esa idea y verificar, allí mismo, si la objeción es sensata? No lo hará nunca. Es mucho más rápido perfilar la idea artificial que se ha encontrado entre las manos de manera que pueda resistir la objeción y quizás encontrar la forma de pasar al ataque y agredir, a su vez, la objeción. ¿Qué tiene que ver con todo esto el respeto a la verdad? Nada. Es un duelo. Están comprobando quién es el más fuerte. No quieren utilizar otras armas, porque no saben utilizarlas: utilizan las ideas. Podría parecer que el objetivo de todo esto fuera aclarar la verdad, pero en realidad lo que ambos quieren es comprobar quién es el más fuerte. Es un duelo. Parecen brillantes intelectuales, pero son animales que defienden su territorio, se disputan una hembra, se procuran alimentos. Escúchame bien, Gould: nunca encontrarás nada más salvaje ni más primitivo que dos intelectuales en un duelo. Y nada más deshonesto. 

Alessandro Baricco
City

22 diciembre, 2012

El libro al revés

Ricaro Piglia - por Juan C. Quiles

Rubén H. Ríos –¿Y qué leías antes de descubrir la novela de Camus?

Ricardo Piglia –Empecé leyendo historietas. No muchas, pero leía Misterix o Rayo rojo, que eran revistas que circulaban bastante en aquel entonces. Después empecé a leer, a los 13 o 14, las novelas que se leían en esa época: Salgari, Verne. Después hago ese salto, a los 15, 16, hacia la literatura. 


Rubén H. Ríos –¿En esa época comenzaste a leer novela policial negra?

Ricardo Piglia –No, mucho después, en Mar del Plata. Bueno, es una historia que he contado muchas veces. Mi padre, que era peronista, cae preso y decide que nos mudamos de la zona, donde había nacido mi madre y estaba instalada toda su familia. El día del golpe del 55 tuvo un efecto terrible para nosotros. Era como un velorio, porque iba a casa gente que conocía a mi padre. Y nos fuimos a Mar del Plata, y fue para mí un extraño destierro. Pero en Mar del Plata me encontré con el ambiente de la gente del Cine Club, que estaba muy ligada con el Festival de Cine de la ciudad. Yo tenía 17, 18 años. Dos años viví ahí. Me acuerdo que había una mesa en Ambos Mundos, un restaurante y bar tradicional. Y nos quedábamos ahí, porque estaba abierto toda la noche: esperaban a los tipos que salían del casino e iban a comer puchero. Era un lugar ideal para esa especie de bohemia de escritores frustrados, periodistas trasnochadores y estudiantes curiosos. En ese entonces ya estaba escribiendo un diario, que fue como una respuesta a lo que vivía como un destierro. Dejaba el lugar de mi infancia y viví ese viaje –no sé, eran sólo 400 kilómetros– como un exilio. Me acuerdo que en el medio de la mudanza, cuando estaba la casa ya levantada, entre los muebles, me puse a escribir. 

Rubén H. Ríos –Borges decía que un escritor es antes un lector. ¿Cómo fue en tu caso?

Ricardo Piglia –Sí, desde luego, uno escribe porque antes leyó. Tengo una especie de imagen, que no sé si es un primer recuerdo como lector. Yo veía siempre leer a mi abuelo paterno y me despertaba fascinación. Lo veía encapsulado con un libro y no sabía qué pasaba ahí. Supongo que eso me empezó a funcionar, y un día puse una silla, subí a la biblioteca y agarré un libro azul. Por entonces vivíamos en Adrogué, en una calle tranquila, pero que estaba cerca de la estación y cada media hora pasaba la gente que venía de Constitución. Y me puse en el umbral con el libro azul para que me vieran leer. No sabía leer: tenía 4 años. Y de pronto, una sombra: era un tipo que se acercó a decirme que el libro estaba al revés. Más tarde pensé que era un jodido el tipo ese, pero no sé, también se me ocurrió que por ahí era Borges (se ríe)

Rubén H. Ríos –¿Qué leías por entonces?
 
Ricardo Piglia –Muchísima literatura norteamericana. En esa época yo estaba aprendiendo inglés y leía traducciones, y también intentaba descifrar los textos en el idioma original. Y creo que entré en ella por Pavese, porque Pavese era muy experto en literatura norteamericana. Y llegué a Pavese por el diario que él llevaba, El oficio de vivir, porque como yo seguía escribiendo el diario me interesaba leer diarios. Pero lo leí todo a Pavese porque, en general, es lo que hago con los escritores: leo toda la obra. Y algunas observaciones de Pavese me marcaron mucho, en especial respecto de la importancia del tono. Por ejemplo, cómo el tono frío de Cain en El cartero llama dos veces había influido en El extranjero, de Camus. Una observación inteligentísima. También los cuentos de Hemingway me impactaron mucho, quiero decir, esa calidad que él tenía para contar de una manera muy limpia la historia. Creo que eso nos permitía a nosotros resistir un poco esa tendencia latinoamericana, que no llamaría barroca, porque es un elogio, sino esa retórica cargada. 



20 diciembre, 2012

Sin estrategias

Gilles Monney - Cielo en Suiza

... los seres humanos hemos evolucionado para encajar en todas partes y en ninguna específica.  Otros animales han descubierto su particular hábitat evolucionista. Nuestra estrategia humana es no tener estrategia, sino vivir a cubierto y explorar muchas clases de entornos. Antes que los reyes de la jungla, nosotros somos los adeptos al caos.

John Briggs y F. David Peat
Las siete leyes del caos

17 diciembre, 2012

Un laberinto de tiempos y épocas


 Dorothea Lange - Hacia Los Angeles, California (1937)

Nosotros somos tiempo cuajado, dijo en cierta ocasión Marisa Madieri. Y no sólo cada individuo, también cada lugar es tiempo cuajado, tiempo múltiple. Un lugar no es sólo su presente, sino también ese laberinto de tiempos y épocas diferentes que se entrecruzan en un paisaje y lo constituyen; así como pliegues, arrugas, expresiones excavadas por la felicidad o la melancolía, no sólo marcan un rostro sino que son el rostro de esa persona, que nunca tiene sólo la edad o el estado de ánimo de aquel momento, sino el conjunto de todas las edades y todos los estados de ánimo de su vida. Paisaje como rostro, el hombre en el paisaje como la ola en el mar.

Claudio Magris
El infinito viajar

15 diciembre, 2012

Dedicatoria

Dedication (Justin Theroux, 2007)
Henry (Billy Crudup) y Lucy (Mandy Moore)

Henry: Me pasé mi vida entera… esperando algo... y dando lo major de mí para no hallarlo. Sin siquiera acercarme a los lugares en donde podría estar… Y de repente, me encuentro con la maldita cosa prácticamente encadenada alrededor de mi cuello.
Lucy: ¿De qué estás hablando?
Henry: Vos. Vos. Vos sos, vos sos la... Vos sos, vos sos la maldita cosa. Ahhh, uh. Quiero decir... Vos sos, vos. No puedo describirte... uhh, yo no, Yo no escribo ese tipo de porquería, yo escribo... Ya sabés, la gente que escribe, que escribe verdaderos libros, los libros románticos, y los poemas, e incluso esas estúpidas novelitas de mierda con los imbéciles musculosos en las tapas...
Lucy: Pará...
Henry: ¿Lo conocés? ¿Sabés de lo que te estoy hablando? Sabés – ¡Sos como esas princesas de mierda! ¿Sabés? Cuentos de hadas. ¿Sabés lo que te digo? Los tipos ricachones te persiguen y vos estás enceguecida por tu belleza de mierda. Lo realmente grande. Ya sabés, que sólo – incluso está el tipo que te rapta y te encierra en una cueva y te mantiene vigilada con un dragón de cinco cabezas, y las historias de tu sufrimiento recorren toda la comarca y todos los tipos van y se calzan para ver qué está pasando y ninguno de ellos tiene los huevos para salvarla salvo yo. Yo me atrevería a todo ... por vos. Y aún así, ahí estaba yo buscando cualquier cosa para no verlo. Cualquiera. Dinero...
Lucy: Estúpido idiota.
Henry: See.
Lucy: Sí.
Henry: See... un grandísimo estúpido idiota.
Lucy: Espero que mejores para la siguiente.
Henry: No - esperá...
[le da la piedra que le había regalado y había arrojado a la playa]
Henry: Era fácil de hallar... es la única de su tipo.
Lucy: Me rompiste el corazón, Henry. No creo que puedas confiar en la gente. Siempre tenés que encontrar algo que esté mal. Yo sólo... lo siento. Voy a extrañarte.



Henry: No puedo.
Lucy: Sí, podés.
Henry: Tenemos que trabajar.
Lucy: ¿Ya?
Henry: Lucy, vamos por favor. Se va a poner muy complicado. Ahh, esto se va a poner tan complicado.
Lucy: ¿Realmente te caigo mal, Henry?
Henry: Hace una semana, me hubieran importado un carajo las nebulosas y ahora no tengo suficiente. ¿Sí?
Lucy: Nebulae.
Henry: ¿Qué?
Lucy: Se dice nebulae... no nebulosas.
Henry: Ok, bien. No me interesan las nebulosas. Podés acusarme de cualquier cosa que se te ocurra, probablemente sea culpable de todo... de contribuir al calentamiento global, de haber matado una vez a una ardilla, y de usar la palabra retardado, y de ocasionalmente un malinterpretado fanatismo, pero no, no... no, no, no, no, no me acuses de no apreciarte. ¿Estamos?
Lucy: Entiendo.



Henry: La vida no es más que el eco de alegría desapareciendo en el gran abismo de la miseria.
Rudy: ... mmm tenés mejores.
Henry: La vida no es más que el ocasional estallido de risa que se eleva por encima del interminable lamento de dolor.
Rudy: Ese es mi favorito.
Henry: Porque es verdad, por eso.



Rudy (Tom Wilkinson) y Henry (Billy Crudup)

Henry: Vas a estar bien. Los dos vamos a estar bien, Rudy.
Rudy: Así es la vida, Henry.
Henry: Sep.
Rudy: ¿Sabés qué es la vida?
Henry: La vida es una horrible risita nerviosa en el medio de una marcha forzada mortal hacia el infierno.
Rudy: No, no es eso.
Henry: Un interminable lamento de dolor...
Rudy: No. La vida es un único salto de alegría.
Henry: Lo sé.

13 diciembre, 2012

El conocimiento precede al amor

Buenos Aires - Festejos por el Día de la Democracia
9 de diciembre de 2012 (c)Agencia Telam


El conocimiento precede al amor, dice una vieja fórmula. Nadie ama lo que no conoce previamente. Y el amor al pueblo se logra cuando se lo conoce. Un pueblo, al saberse conocido y amado, se rinde a las empresas que lo solicitan. Por lo contrario, la ignorancia engendra el temor; y el que no conoce al pueblo lo teme como a una entidad peligrosa en su misterio substancial. 


Leopoldo Marechal
El poeta depuesto
en Cuaderno de navegación

04 diciembre, 2012

Hipótesis

Lito Cruz

Pablo Tassart –Alguna vez dijiste que «uno no vive con certezas sino con hipótesis, y eso sirve para seguir buscando verdades nuevas». ¿Todavía te planteás hipótesis como actor?
 

Lito Cruz –La hipótesis te hace caminar. Para cruzar un río, ¿cómo hago? Con un puente o viajo en globo, pero los globos se pinchan. Hipotetizás e intentás. En la vida es igual. No hay que creer en nada, no hay que quedarse con una verdad, porque con el tiempo se hace peligroso. El tipo que cree en Dios se convierte en un fanático. El cerebro humano esta diseñado para progresar. Cuando vos creés algo, que el comunismo es lo peor, por ejemplo, terminás matando y desapareciendo gente como lo hicieron Massera, Videla y Agosti. La creencia fanática no te permite desarrollar tus pensamientos, los obstruye porque tenés antes que nada la creencia. Cuando te instalás en una sola manera de pensar, ya no ves. Pero volviendo un poco, uno no puede decir «listo, ya soy actor». Uno tiene que plantearse la hipótesis: «Quiero ser mejor». Y después ver si puede. Si no terminás haciendo el oficio de actor, que es la muerte de la expresión, porque hacés siempre lo mismo.
 

Pablo Tassart –¿Y puede pasar que, habiendo pasado el tiempo y llegado el reconocimiento, uno termine actuando de sí mismo?
 

Lito Cruz –No creo. Imaginate que en el escenario pasan miles de cosas: se va la gente, tosen, se duermen, tu compañero se olvidó la letra, vos también. Entonces vos sos vos mismo, pero puesto en miles de situaciones diferentes. Cada momento es único y el actor vive esos momentos, como cualquiera. Nunca es el mismo momento, como tampoco vos sos el mismo. El padre con los hijos pone cara de padre, pero con el jefe pone cara de esclavo… ¡Si no lo echan! O al revés, tipos nefastos que en sus casas actuaban como simples padres de familia. O como el Papa, que se pone todo eso, sale con custodia y autos blindados. Que yo sepa, Jesucristo no hacía eso. Y si te matan, bueno, ¡echale la culpa a Dios!


 

28 noviembre, 2012

Absurda y maravillosa


  Burk Uzzle  - Woodstock: Nick and Bobbi Ercoline

El amor es maravilloso y absurdo e, incompren­siblemente, visita a cualquier clase de almas. Pero la gente absurda y maravillosa no abunda; y las que lo son, es por poco tiempo, en la primera juventud. Después comienzan a aceptar y se pier­den. [...] El amor es algo demasiado maravilloso para que uno pueda andar preocupándose por el destino de dos personas que no hicieron más que tenerlo, de manera inexplicable.

Juan Carlos Onetti
El Pozo

23 noviembre, 2012

La fragilidad del encanto

Friedensreich Hundertwasser -  Hombre-prado

Mientras veía cómo la tinta azul permanecía sobre el papel anotando el horror de un nombre de hospital y la prosa de una árida dirección, se acordó de hasta qué punto es frágil toda forma de encanto, más allá de cuanto pueda decirse, y qué rapidísima la vida en su rapiña.

Alessandro Baricco
Mr. Gwyn

17 noviembre, 2012

Contacto

CONTACT (Contacto, Robert Zemeckis, 1997)


 Ellie niña (Jena Malone) y Ted Arroway (David Morse)


Ellie niña: Papá ¿crees que hay gente en otros planetas?
Ted Arroway: No lo sé, Chispas. Pero supongo que si somos nosotros nada más… diría que es un gran desperdicio de espacio.



Palmer Ross (Matthew McConaughey) y Ellie Arroway (Jodie Foster)


Palmer Ross: No estoy en contra de la tecnología, doctora. Estoy en contra de los hombres que la deifican a costa de la verdad humana.

Palmer Ross: ¿Es el mundo fundamentalmente un mejor lugar gracias a la ciencia y la tecnología? Compramos desde nuestros hogares, navegamos la red… al mismo tiempo, nos sentimos más vacíos, más solos y más apartados los unos de los otros que en cualquier otro tiempo de la historia humana.





Palmer Ross: Haciendo esto estás dispuesta a dar tu vida, estás dispuesta a morir por esto. ¿Por qué?
Ellie Arroway: Hasta donde puedo recordar, he estado buscando algo, alguna razón de por qué estamos aquí. ¿Qué estamos haciendo aquí? ¿Quiénes somos? Si esta es una oportunidad de hallar aunque más no sea una pequeña parte de la respuesta… No sé, creo que vale una vida humana ¿no?





Miembro del panel: Doctora Arroway, viene a nosotros sin evidencia alguna, sin registros, sin aparatos. Sólo una historia que, siendo suave, fuerza la credibilidad. Gastamos más de medio trillón de dólares, se perdieron docenas de vidas. Realmente va a sentarse allí y decirnos simplemente que nos basemos… en la fe?
[pausa, Ellie mira a Palmer]
Michael Kitz: Por favor, conteste la pregunta, doctora.
Ellie Arroway: ¿Puede ser que no haya pasado? Sí. Como científico debo reconocerlo, debo admitirlo.
Michael Kitz: Un momento, permítame ver si lo entiendo. Usted admite que no tiene absolutamente ninguna evidencia física que respalde su historia.
Ellie Arroway: Sí.
Michael Kitz: Usted admite que bien podría haber alucinado todo.
Ellie Arroway: Sí.
Michael Kitz: ¡Admite que de estar en nuestro lugar respondería con el mismo grado de incredulidad y escepticismo!
Ellie Arroway: ¡Sí!
Michael Kitz: [poniéndose de pie, furioso] ¡Entonces por qué no simplemente retira su testimonio y admite que este “viaje al centro de la galaxia” en realidad nunca tuvo lugar!
Ellie Arroway: Porque no puedo… Yo… tuve una experiencia… No lo puedo probar, ni siquiera lo puedo explicar, pero todo lo que sé como ser humano, ¡todo lo que soy me dice que fue real! Recibí algo maravilloso, algo que me cambió para siempre… ¡Una visión… del universo, que nos dice, innegablemente, cuan pequeños e insignificantes y cuan… raros y preciosos somos todos! Una visión que nos dice que pertenecemos a algo que es más grande que nosotros mismos, que NO estamos… ¡que ninguno de nosotros está solo! Quisiera… poder compartir eso… Quisiera que todos, aunque más no sea por un momento, pudieran sentir… ese sentimiento de asombro, de humildad, y esperanza.  Pero… sigue siendo mi deseo.



Ted Arroway (David Morse) y Ellie Arroway (Jodie Foster)

Padre: Hola Chispas.
Ellie: ¿Papá?
Padre: Te extrañé. Lamento no haber estado ahí para vos, corazón.
Ellie: No sos real, nada de esto es real.
Padre: ¡Esa es mi científica!
Ellie: Cuando estaba inconsciente descargaste mis pensamientos, mis recuerdos, incluso Pensacola.
Padre: Pensamos que esto haría las cosas más fáciles para vos.
Ellie: ¿Por qué nos contactaste?
Padre: Ustedes nos contactaron. Nosotros sólo estábamos escuchando.
Ellie: ¿Entonces hay otros?
Padre: Muchos más.
Ellie: ¿Todos viajan hasta aquí a través del sistema de transporte que contruyeron?
Padre: Nosotros no lo construimos, no sabemos quién lo hizo. Se fueron mucho antes de que nosotros llegáramos. Quizás algún día regresen.
Ellie: ¿Todas las demás civilizaciones que encuentran llegaron aquí?
Padre: No todas.
Ellie: ¿Esto es una prueba?
Padre: No, ninguna prueba. Tienes las manos de tu madre… Ustedes son una especie interesante. Una mezcla interesante. Son capaces de sueños tan hermosos y pesadillas tan horribles. Se sienten tan perdidos, tan separados, tan solos, sólo que no lo están. Verás. En toda nuestra búsqueda, lo único que encontramos que hace soportable el vacío es estar juntos.
 



 
Ellie: ¿Qué pasará ahora?
Padre: Ahora vuelves a casa.
Ellie: ¿A casa? Pero tengo tantas preguntas ¿tengo que volver?
Padre: Este fue sólo el primer paso. Con el tiempo darás otro.
Ellie: Pero es necesario que otras personas vean lo que yo vi, necesitan verlo…
Padre: Este es el modo como se ha hecho durante billones de años. Pequeños movimientos, Ellie. Pequeños movimientos.

10 noviembre, 2012

Con alas en el alma

 Alfonsina Storni

RESURGIR

Pasé por el tamiz de todos los dolores
Y estoy purificada. ¡Clamo por vida nueva!
¡Una vida que sea como un ritmo de seda!
¡Dulzura y más dulzura! La quietud de una tarde.

Deliciosa y de sol, la casita con hiedras
y un pedazo de cielo que el alma se enreda.
Ningún anhelo más que un anhelo infantil,
tener las golondrinas de una quietud eterna
y sentirme tan buena… ¡tan hondamente buena!...

No leer nada, nada, más que en el libro pródigo,
infinito y precioso de la naturaleza
¡y sorber sus verdades con la esperanza abierta!...

Surgir a vida nueva. Realizar el milagro
de cubrir con jazmines la herida de mis venas
y hacer un canto blanco con restos de tragedia.

Tener el corazón hecho un lampo de luz,
tener el corazón hecho un nido de gemas
para que siempre se abran otras corolas nuevas.

Ir cruzando la vida con alas en el alma,
con alas en el cuerpo, con alas en la idea
y un ligero cariño a la muerte que llega.

Perdonar, perdonar, no tener rencor;
Darlo todo al olvido y llorar en la quieta
soledad de la noche con un llanto de perlas.

Perlas de anunciación, de olvido, de alegría,
de dulzura, y de gozo de sentirse serena
y comprender la vida como un ritmo de seda.

Hoy lo deseo así... hoy que es día de fiesta
y que tengo en el alma mucho de Noche Buena...


Alfonsina Storni


04 noviembre, 2012

Secretos



 Martin Sheen (Tío Ben), Sally Field (Tía May) y Andrew Garfield (Peter)
The Amazing Spider-Man (2012)


May Parker [a Peter]:  los secretos tienen un precio. No son gratis. Ni ahora, ni nunca.


28 octubre, 2012

Estar ávido de que te suceda

 Vicentico

Gloria Guerrero: Como los antiguos poemas persas que parecían hablar de dos amantes en la Tierra, pero que en realidad trataban del amor entre un humano y un ser superior. ¿Me equivoco?

Vicentico: No, no se equivoca para nada: me encantan aquellos poemas musulmanes, de los sufíes... aunque no sé si la palabra correcta sea “religioso”. Para mí, en realidad, es una puerta (piensa). Una puerta que cualquiera puede abrir y que está buena para hacerse preguntas. Siempre fui “antirreligión”: creo que la religión es lo que no debe hacerse. Pero si hay algo que no debe hacerse, eso quiere decir que sí hay otra cosa que puede hacerse, ¿no? No sé cómo explicarlo. Pero... (sonríe) voy a decir algo que es cursi: el amor es la única cosa que rige todo. Eso me interesa de verdad y por eso trato de abrir esa puerta y hacerme preguntas acerca de la realización propia y de la propia felicidad. Y acerca de qué es todo esto, qué significa lograr cierta comunicación con uno mismo y entenderse. Esa es la Gran Pregunta. Yo trato de buscar, de un modo muy simple... y “pop” (vuelve a reírse), a ver si logro contestarme algo. Abrir esa puerta me parece muy interesante.
 

Gloria Guerrero: ¿Se ha puesto a estudiar algo seriamente –Biblia, Jung, Cábala, sufismo, lo que fuere–? ¿Hay un camino que le interese más que otro?
 

Vicentico: Todas esas cosas las puedo haber leído. Pero no sigo ninguna que tenga nombre, claramente; algunas corrientes me parecen más simpáticas, más cercanas a lo que yo puedo entender y otras me son más ajenas. Pero lo que sí puedo decir es que estoy muy dispuesto a todo. Es como con el principio de cualquier camino: estar ávido de que te suceda.





Gloria Guerrero: La tapa de 5 es una entrañable declaración de amor incondicional a su esposa; por lo general tan obvia en momentos de noviazgo, cuando cualquiera regala la luna, pero no después de casi veinte años de matrimonio. Disculpe esta reflexión tan femenina...
 

Vicentico: No es la primera persona que me viene con esa reflexión: hace poco me entrevistó un chico gay, muy gay: “Yo te tengo envidia por ser así, dedicarle a tu mujer de tantos años”, me decía el flaco... A mí me parece muy normal. Es una elección, absoluta, total; aunque parezca una verdad de Perogrullo, lo de Valeria y yo sigue siendo una elección de cada día. Más allá de que estoy enamorado y de que ella me cope y de que me parezca una mina increíble y todo, aparte de eso hay un modo de vida al cual yo adhiero: construir algo y tenerlo. Lo otro no me gusta, realmente.
 

Gloria Guerrero: ¿Qué es lo otro?
 

Vicentico: Lo otro es como... Eh, si yo no estuviera con Vale estaría solo. Estoy seguro de eso. No quiero otra persona, quiero esto. Esto me da por todos lados. Me da alegría, me da todo. Es un poco egoísta pensarlo así, ¿no?, como cosa “utilitaria”. El resto del mundo, más allá, es locura; locura; no lo soporto, me da pánico el mundo exterior. En el mundo exterior están todos locos. Están en Facebook con una histeria horrible de fotos, me dan miedo, un susto del que no quiero ni saber.

 



18 octubre, 2012

Volver a ver

 Saul Leiter

—Antes de salir de Belsito, aquel día, mientras pasaba por el largo pasillo, con todas aquellas puertas cerradas, pensé que en algún lugar, en aquella casa, estaba usted. Me hubiera gustado verla. No habría tenido nada que decirle, pero me hubiera gustado ver de nuevo su rostro, tantos años después, y por última vez. Pensaba en eso precisamente mientras caminaba por allí, por el pasillo. Y sucedió algo curioso. En cierto momento, una de aquellas puertas se abrió. Por un instante, tuve la certeza absoluta de que usted saldría por allí, y que pasaría junto a mí, sin decir ni una palabra.
El hombre sacudió ligeramente la cabeza.
—Pero no sucedió nada, porque a la vida siempre le falta alguna cosa para ser perfecta. 


Alessandro Baricco
Sin sangre

14 octubre, 2012

Un Rimbaud rojo

 Julius Janonis


Como ya dije, mi tío (el hermano de mi madre) era un pastor protestante. El apellido de soltera de mi madre era Jašinskas y venía del pueblo vecino. Uno de sus habitantes se convirtió póstumamente en uno de los poetas revolucionarios más honrados de Lituania, un Rimbaud rojo, si esto es posible, Julius Janonis. Se suicidó a los veinte años. Había oído historias acerca de él desde mi infancia. Una de las historias más tristes era sobre el trabajo del pequeño Janonis como pastor en Latvia, justo al otro lado de la frontera. Su madre era tan pobre que tuvo que enviarlo ya desde la niñez para que se ganara su propio pan. Pero al poco tiempo lo extrañaba tanto que una vez por semana cruzaba al trote la frontera para verlo. Ella sabía que si se encontraban su pequeño corazón se iba a quebrar cada vez que volvieran a separarse. Así que solía ir hasta el límite del bosque, no más, y sólo lo miraba, sentada cerca de las vacas, al borde del campo -miraba a su hijo desde atrás de los árboles- y luego volvía a pie a su hogar.

Jonas Mekas
Ningún lugar adonde ir

06 octubre, 2012

La revelación

 Olaf Heine

De repente se dio cuenta de lo que tal vez ya supiera, pero hasta entonces no había querido nunca creer. Como quien lleva tiempo advirtiendo los síntomas inconfundibles de un mal horrendo, pero se empeña en interpretarlos de modo que pueda continuar su vida como antes. Ahora bien, llega un momento en que, por la violencia del dolor, se rinde y la verdad se le aparece delante, nítida y atroz, y entonces toda la vida cambia repentinamente y las cosas más queridas se alejan y se vuelven extrañas, vacuas y repulsivas. En vano busca el hombre en derredor algo a lo que aferrarse para abrigar esperanzas: está completamente desarmado y solo, nada existe, aparte de la enfermedad que lo devora; en eso estriba, si acaso, su única escapatoria: lograr liberarse o soportarla al menos, mantenerla a raya, resistir hasta que la infección, con el tiempo, consume su furia. Pero desde el instante de la revelación se siente arrastrar hacia una obscuridad nunca imaginada, salvo por los otros, y de hora en hora se va desplomando. 

Dino Buzzati
Un amor

19 septiembre, 2012

Estar al lado



 Luca Finotti

("Sobre el sentimiento de soledad") "...Melanie Klein...dice: "Por sentimiento de soledad no me refiero a la situación objetiva de verse privado de compañía externa, sino a la sensación interna de soledad -miren qué poco se ha retomado esto siendo un tema tan definitorio para nuestra práctica-, a la sensación de estar solo, sean cuales fueren las circunstancias externas, de sentirse solo incluso cuando se está rodeado de amigos o se recibe afecto. Este estado de soledad interna, como intento demostrar, es producto de un anhelo omnipresente de un inalcanzable estado interno perfecto." Esto que está afirmando es absolutamente extraordinario. En primer lugar, está dando cuenta de un sentimiento de soledad irreductible a la presencia del otro, donde el otro, más que acompañar, está al lado."

Silvia Bleichmar
La construcción del sujeto ético

*extraído del facebook dedicado a la autora aquí