30 enero, 2012

Todavía hay algo que ama

 Jonas Mekas en abril de 1946


Me pregunto cómo estarán las nubes allá, en Lituania, y el viento, ¿cómo estará el viento? Realmente es triste, a veces uno se pone sentimental. Pero entonces, ¿por qué no ponerse sentimental? Si es triste, es triste, y no hay nada que se pueda hacer , al menos ahora. Uno puede intentar hacerse el optimista, el valiente, pero dentro del corazón hay una tristeza persistente. No se puede escapar de la nostalgia. Uno puede buscar esconderla, convencerse de que no la siente, intentar engañarse; pero los pensamientos traicionan, los sueños traicionan, todo revela la nostalgia que hay dentro de uno. Pero entonces, ése es el único consuelo : mientras se siente nostalgia, uno no está muerto. Uno sabe que todavía hay algo que ama...


Jonas Mekas
Ningún lugar adonde ir

26 enero, 2012

La velocidad

ilustración de portada del libro: Alberto Ciupiak

Últimamente, la televisión brindaba espectáculos, discursos, deportes, festivales, simultáneamente con las emisiones en su tierra. Agata se había acostumbrado y había disfrutado de esas maravillas de la técnica. Pero ahora, en el momento del regreso, descubría que el avión era otra cosa. Descubría que la velocidad le estaba robando algo importante. Le impedía desandar y recuperar. La privaba de la posibilidad de un regreso lento, donde todo se revirtiera, y se produjese el acercamiento a su mundo perdido en los términos y en el tiempo en que se había producido el alejamiento. Aquel viaje en barco, aquel desprendimiento, había durado veinte días. Después, la ausencia, cuarenta años. Y ahora bastaban unas pocas horas de avión para regresar de un salto al punto de partida. A Agata esto le sonaba como una traición.


Antonio Dal Masetto
La tierra incomparable