31 marzo, 2012

Un misterio de lo más extravagante



El interior estaba desmantelado, pero era posible deducir que allí había vivido no hacía mucho tiempo un blanco. Quedaba aún una tosca mesa, una tabla sobre dos postes un montón de escombros en un rincón oscuro y, cerca de la puerta, un libro que recogí inmediatamente. Había perdido la cubierta y las páginas estaban muy sucias y blandas, pero el lomo había sido recientemente cosido con cuidado, con hilo de algodón blanco que aún conservaba un aspecto limpio. El título era Una investigación sobre algunos aspectos de
náutica, y el autor un tal Towsen o Towson, capitán al servicio de su majestad. El contenido era bastante monótono, con diagramas aclaratorios y múltiples láminas con figuras. El ejemplar tenía una antigüedad de unos sesenta años. Acaricié aquella impresionante antigualla con la mayor ternura posible, temeroso de que fuera a disolverse en mis manos. En su interior, Towson o Towsen investigaba seriamente la resistencia de tensión de los cables y cadenas empleados en los aparejos de los barcos, y otras materias semejantes. No era un libro apasionante, pero a primera vista se podía ver una unidad de intención, una honrada preocupación por realizar seriamente el trabajo, que hacía que aquellas páginas, concebidas tantos años atrás, resplandecieran con una luminosidad no provocada sólo por el interés profesional. El sencillo y viejo marino, con su disquisición sobre cadenas y tuercas, me hizo olvidar la selva y los peregrinos, en una deliciosa sensación de haber encontrado algo inconfundiblemente real. El que un libro semejante se encontrara allí era ya bastante asombroso, pero aún lo eran más las notas marginales, escritas a lápiz, con referencia al texto. ¡No podía creer en mis propios ojos! Estaban escritas en lenguaje cifrado. Sí, aquello parecía una clave. Imaginad a un hombre que llevara consigo un libro de esa especie a aquel lugar perdido del mundo, lo estudiara e hiciera comentarios en lenguaje cifrado. Era un misterio de lo más extravagante. 

Joseph Conrad
El corazón de las tinieblas

21 marzo, 2012

Una nueva forma de ver las cosas

acuarela del autor

Cuando se busca intuitivamente, nuestro destino nunca está en un más allá temporal o espacial, sino siempre aquí y ahora. Si bien estamos siempre llegando y partiendo, también es cierto que estamos eternamente anclados. Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas, lo que quiere decir que no hay límites para la visión.

Henry Miller
Big Sur y las naranjas de El Bosco

17 marzo, 2012

El puente Mirabeau mira pasar el Sena



El puente Mirabeau

El puente Mirabeau mira pasar el Sena
mira pasar nuestros amores
y recuerda al alma serena
que la alegría siempre viene tras de la pena

Viene la noche suena la hora
y los días se alejan
y aquí me dejan

Frente a frente mirémonos -las manos enlazadas-
mientras que pasan bajo el puente
de nuestros brazos -fatigadas-
las ondas silenciosas de nuestras dos miradas

Viene la noche suena la hora
y los días se alejan
y aquí me dejan

El amor se nos fuga como esta agua corriente
El amor se nos va
Se va la vida lentamente
Cómo es de poderosa la esperanza naciente

Viene la noche suena la hora
y los días se alejan
y aquí me dejan

Huyen el lento día y la noche serena
mas nunca vuelven
los tiempos que pasaron ni el amor ni la pena
El puente Mirabeau mira pasar el Sena

Viene la noche suena la hora
y los días se alejan
y aquí me dejan

Guillaume Apollinaire

Versión de Andrés Holguín

14 marzo, 2012

Sacar conclusiones

 foto: Román Vitali

Lector, ya sabes lo suficiente. Yo también lo sé. No es conocimiento lo que nos falta. Lo que nos falta es el coraje para darnos cuenta de lo que ya sabemos y sacar conclusiones.

Sven Lindqvist
Exterminad a todos los salvajes

09 marzo, 2012

Pantallas



A todos los que salían en la tele los odiaba, y había veces en que le daban ganas de agarrar una maza y destrozar el puto aparato.
Los pondría en fila y me agarraría a tiros. ¿Qué por qué? Porque son unos falsos, porque están volviendo tontos a millones de chicos, porque muestran un mundo que no existe, porque hacen que la gente se arruine por comprarse un coche… Son la perdición de Italia.

Niccolò Ammaniti
Como Dios manda

06 marzo, 2012

Un enrarecido paisaje lunar

 Jacques-Henri Lartigue

Antes las instituciones ahogaban al individuo, lo encorsetaban. Ahora el deterioro institucional lo deja desnudo y a la intemperie, en un enrarecido paisaje lunar, sin puntos de referencia. El sujeto se encuentra abandonado a sí mismo, expuesto a una dominación cada vez más anónima e insidiosa, a sistemas de consumo, de comunicación que se apoderan de su ser y lo alienan solapadamente. En tal situación, ¿cuáles son las formas y las condiciones de la autoestima? Ya no se trata de identificarse con el progreso o con una clase social, sino de preguntarse: ¿qué puedo hacer, individual y colectivamente, para no perder el hilo de mi propia vida? 

Luis Hornstein
Autoestima e identidad
Narcisismo y valores sociales