10 junio, 2017

Maíz y Poetas


 Edvard Munch -  Dos personas en el camino del bosque (1884)

El bosque silvestre recubre el sedimento virgen, y ese mismo suelo es bueno para hombres y árboles. La salud de un hombre requiere tantos acres de llanura como una granja requiere de estiércol. Es la carne fuerte con la que se alimenta. Una ciudad se salva tanto por sus hombres justos como por los bosques y las ciénagas que la rodean. Gracias a un municipio donde un bosque primitivo se agita arriba mientras otro bosque primitivo se pudre abajo –ese municipio estará listo para entregar no sólo papas y maíz sino también poetas y filósofos a las edades del futuro-. En suelos semejantes crecieron Homero y Confucio y los demás, mientras que le Reformador llegó comiendo langosta y miel, de algún sitio ajeno a ese desierto.

Henry David Thoreau
Caminar


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